Yachting in Sardinia empresa de alquiler de yates

Navegar con YACTING EN CERDEÑA es un sistema organizado para sacar dinero a los clientes a través de sus tarjetas de crédito. Dada la escasa cantidad de dinero que se llevan y, sobre todo, el hecho de que los clientes sean extranjeros, confían en que no serán demandados ante los tribunales. El contrato de arrendamiento, un contrato puramente de adhesión, es descaradamente abusivo; el cliente tiene todas las obligaciones y la empresa muy pocas y nada onerosas. El contrato define una serie de puntos y establece que está prohibido navegar a menos de 0,2 o 0,5 millas. No se trata de zonas peligrosas o prohibidas para la navegación según la legislación italiana. Son trampas para quedarse con parte de la fianza: cada vez que se toca una de estas zonas, 200 euros. En algunas de estas zonas, como el canal de entrada al puerto de Ottiolu, o en el golfo de Marinella, es imposible o muy difícil evitarlas. La responsable de la base de Portisco (una tal Analissa) te dirá que dejes la comida sobrante a bordo en un recipiente de plástico; NO LO HAGAS, días después de abandonar el barco te 'robarán' 100 eUros como multa por dejar basura. Dejando a un lado los extras abusivos, faltan instalaciones para atender a los clientes que esperan para embarcar (maletas amontonadas, una carpa donde sólo pueden sentarse 8 personas, no se ofrece ni un vaso de agua, etc.), el personal no tiene suficientes conocimientos náuticos, la responsable de la base de Portisco (Analissa) es arrogante, extremadamente maleducada, no responde a las dudas o preguntas de los clientes (su respuesta más frecuente: Estoy muy ocupada, mande un email o un wasp a "asistencia técnica"). El mantenimiento de los barcos es manifiestamente mejorable: Tuve que arreglar las bombas de las duchas, ya que no se habían cambiado las membranas (hay que hacerlo todos los años), el JET THUSTER que debía estar a bordo se había desmontado por avería (la persona que hizo el check in desconocía este hecho y otras muchas cosas técnicas), la cubierta y el bimini tenían restos de barro, falta de cartas náuticas (el barco sólo tenía un portulano de 2011), etc. El personal de la base no resuelve personalmente los problemas, dudas o quejas y te remiten a una llamada telefónica a una centralita o WhatsApp para darte una solución; en otras palabras: no hay nadie en Portisco que dé la cara y tenga capacidad de decisión.